Add parallel Print Page Options

10 Por delante de él manaba un río de fuego. Le servían miles y miles; sus asistentes se contaban por millones. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros.

11 Yo seguía mirando, asustado por las palabras insolentes que profería el cuerno. Entonces vi que mataban a la bestia, troceaban su cuerpo y lo arrojaban al fuego. 12 Las otras bestias fueron privadas de poder, pero se les permitió seguir con vida hasta un tiempo y momento determinados.

Read full chapter